A más de ocho meses de que fueran secuestrados por el grupo Hamás, cuatro prisioneros fueron rescatados por Israel en un operativo que dejó 274 civiles palestinos asesinados, más de 400 heridos y presuntamente, otros tres prisioneros israelíes muertos.
El rescate tuvo lugar en Nuseirat, un campamento de refugiados al sur de la ciudad de Gaza. El lugar, que albergaba miles de palestinos desplazados, se encontraba bajo asedio debido a los enfrentamientos entre el grupo de resistencia y el ejército israelí.
Fue en la mañana de este sábado que, de acuerdo con medios de comunicación independientes, miembros del ejército israelí utilizaron el muelle instalado por Estados Unidos con “fines humanitarios” para acceder a la zona.
Una vez en tierra, los soldados utilizaron un camión de ayuda humanitaria para pasar desapercibidos. Algunas versiones detallan que el objetivo fue atraer al mayor número de palestinos para matarlos, mientras otras aseguran que comenzaron a abrir fuego en cuanto fueron descubiertos.
El operativo incluyó “despejar” el camino hasta el lugar donde se encontraban los prisioneros, así como una vía de retorno, lo que implicó abrir fuego contra una multitud de civiles desarmados en un mercado y viviendas cercanas, entre los que se encontraban mujeres, niños y ancianos.
De esta forma, Noa Argamani, de 26 años; Almog Meir Jan, de 22; Andrey Kozlov, de 27; y Shlomi Ziv, de 41 fueron evacuados de Nuseirat.
Tras el rescate, que muchos calificaron de “desastroso”, la propia Argamani señaló las condiciones de su custodia. La estudiante de la Universidad Ben Gurión declaró que sus captores la estuvieron movilizando entre varios departamentos, y nunca estuvo en los túneles en los que, de acuerdo con el régimen israelí, utiliza el grupo Hamás. Asimismo, admitió que incluso se le permitió salir ocasionalmente, con ropas árabes.
“Vi el misil entrar a la casa; estaba segura de que iba a morir”, fueron sus palabras, en alusión al operativo de rescate.
Por su parte, los testigos narran escenas de terror, con cientos de cuerpos despedazados. “Cayeron tal vez 150 cohetes en menos de 10 minutos. Mientras huíamos cayeron más en el mercado. Hay niños destrozados y esparcidos por las calles, han arrasado Nuseirat, es el infierno en la tierra”, dijo Nidal Abdo, uno de los sobrevivientes, a CNN.
Este lunes, se dio a conocer que la incursión con falsa bandera acabó con la vida 64 niños y adolescentes, 57 mujeres y 37 ancianos, y dejó 698 heridos, todos ellos palestinos.
Otros medios alternativos señalan que entre los muertos se encuentran al menos tres de los rehenes, caídos bajo el fuego de su propio ejército.
Asimismo, reportes señalan que el operativo contó con el apoyo de Estados Unidos, que facilitó el uso del muelle que había instalado semanas atrás con “motivos humanitarios”.
Al respecto, Francesca Albanese, Relatora Especial de la ONU, señaló que “Israel ha utilizado rehenes para legitimar matar, herir, mutilar, matar de hambre y traumatizar a palestinos en Gaza. Y al mismo tiempo se intensifica la violencia contra los palestinos en el resto del territorio ocupado e Israel. Israel podría haber liberado a todos los rehenes, vivos e intactos, hace ocho meses, cuando se puso sobre la mesa el primer alto el fuego e intercambio de rehenes. Sin embargo, Israel se negó para seguir destruyendo Gaza y a los palestinos como pueblo. Esta es una intención genocida convertida en acción”.
Albanese también acusó que los soldados israelíes “se escondieron pérfidamente en un camión de ayuda”, un hecho que calificó de “camuflaje humanitario a otro nivel”.
Tras el operativo, Benny Gantz y Gadi Eisenkot, renunciaron a sus puestos como ministros del gabinete de guerra de Israel. En su anuncio, Gantz pidió al primer ministro Benjamin Netanyahu dejar su puesto y convocar a elecciones lo antes posible.
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